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Teatro del cubo de basura
No es precisamente malo este teatro entresacado del “mundo poubelle”, como es su título, y programado en pequeños teatros como el representado el pasado sábado en el Teatro de la Sensación de Ciudad Real dentro del V Festival Contemporáneo de Teatro y Danza 2009.
Una de las mayores ventajas de asistir a este tipo de espectáculos es que tienes tan cerca de los actores que no te pierdes ni uno sólo de sus gestos, ni un movimiento, ni un texto, grito, canción, sonrisa, frase o palabra, baile o alarido, carcajada o silencio, incluso yo diría que un mínimo parpadeo.
Es un teatro de mínimos y de máximos, porque puede que el aforo sea mínimo así como las dimensiones del escenario y su caja negra, sin embargo, BricAbrac teatro que así se llama la compañía, trabaja de tal forma en las tablas que no se echa de menos un inmenso patio de butacas, donde tanto actores como espectadores puedan pasar más desapercibidos, ya que es máxima la comunicación entre ellos y el público. Es máxima también la expresión corporal llevada al extremo por los protagonistas de la obra, Elena Bolaños y Arturo Parrilla, bajo la dirección de Alberto Roldán, con textos de la misma actriz y música de Matthieu Berthelot.
Los protagonistas de “Mundo poubelle” esta compañía franco-española son dos seres inmortales expulsados por los dioses del Olimpo que han de vivir y sobrevivir en la tierra, en nuestro mundo actual, descubren la caja tonta (televisión) y quedan hipnotizados y deciden venir a convivir en una sociedad donde los problemas van a ser muy distintos e incluso llegan a ser hilarantes comparados con los de su anterior vida en el olimpo. Destaca de la representación la estupenda utilización de los materiales de deshecho para el vestuario y atrezzo, no podía ser de otra forma, teniendo en cuenta el título de la obra. Así los cartones, bolsas de plástico, cubos de basura pueden convertirse milagrosamente por culpa de las diferentes escenas en una traje de novia, un embarazo, un barco, un niño recién nacido, etc. Y en ese porcentaje de mínimos y máximos, para nada se echa de menos un mejor y rico vestuario, diríamos que tan sólo con el rostro y el movimiento, por no decir con los diálogos se crea tal ambiente y son tan importantes por sí mismos que no es necesario que otros adornos y distracciones entren en escena.
Los protagonistas, estos dioses de la escena, dejan de ser dioses para pensar y vivir como seres humanos con toda la problemática que eso conlleva. El humor y los sentimientos circulan por el escenario y un poquito más lejos. Es el mundo “poubelle”, el que se cuestiona, donde los humanos ya no pueden ser dioses aunque lo intenten y los dioses juegan a ser humanos. Teatro de cubo de basura sin desperdicio alguno.
Diario Siglo XXI – Nieves Fernández – Sábado 7 de febrero de 2009
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